Gracias a mis padres, empecé en el camino del Yoga de niña. Tras esa experiencia tan enriquecedora a lo largo de 20 años, donde no eran solo ejercicios, sino algo mucho más profundo, una filosofía de vida, conocí el mundo de la osteopatía donde descubrí la pasión y capacidad que tenía, una sensibilidad especial.
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